Una mujer de 70 años consultó por una lesión cutánea asintomática localizada en la cara anterior del brazo izquierdo, de alrededor de un año de evolución. No tenía antecedentes de extirpaciones de lesiones dermatológicas, ni antecedentes personales o familiares de melanoma u otras neoplasias.
Exploración físicaA la exploración, presentaba una pápula eritematosa de 8mm de diámetro y tacto elástico. Dermatoscópicamente mostraba un fondo eritematovioláceo homogéneo y diversos vasos en sacacorchos de diferentes tamaños dispersos por toda la lesión, entremezclados con varios vasos lineales irregulares (fig. 1B y C).
Pruebas complementariasCon este patrón vascular dermatoscópico y con los posibles diagnósticos de melanoma amelanótico/metástasis de melanoma vs. lesión vascular, se realizó una biopsia escisional. El estudio histológico mostró una proliferación dérmica bien circunscrita, aunque no encapsulada, de vasos de pared gruesa (fig. 2A). El estudio inmunohistoquímico de MelanA resultó negativo en el tumor (fig. 2B).
Histología. A. (H-E, 10×): Proliferación no encapsulada mayormente delimitada dérmica de vasos de pared gruesa (correspondientes a telangiectasias no ramificadas objetivables en imagen clínica). B. (Melan-A, 10×): Con técnica inmunohistoquímica Melan-A se observa un lentigo solar suprayacente.
¿Cuál es el diagnóstico?
DiagnósticoTumor arteriovenoso.
Tratamiento y evoluciónLa paciente permanece clínicamente estable, sin signos de recidiva local de la lesión al año de la exéresis.
DiscusiónEl tumor arteriovenoso, también llamado hemangioma arteriovenoso o tumor arteriovenoso acral, se trata de una neoplasia benigna adquirida de origen desconocido1. Suele empezar a partir de la edad media como una pápula única asintomática de entre 0,5-1cm con una predilección por la piel de la cara o las extremidades1,2. Histológicamente se observan unas proliferaciones bien delimitadas no encapsuladas de vasos dérmicos de pared gruesa1. Se considera una entidad infradiagnosticada porque su forma de presentación clínica es poco específica1,2. La dermatoscopia puede tener un papel fundamental para incluir esta patología en el diagnóstico diferencial de lesiones compatibles, siendo los hallazgos dermatoscópicos más frecuentes las telangiectasias no arboriformes, las estructuras blanquecinas sobre un fondo homogéneamente eritematoso o violáceo, así como la ausencia frecuente de lagunas vasculares1,2. Sin embargo, hasta el presente caso, no hay descripciones en la literatura de ningún caso de tumor arteriovenoso con vasos en sacacorchos.
Los vasos en sacacorchos son unas estructuras dermatoscópicas vasculares helicoidales o enrolladas en espiral que en más del 80% de los casos se asocian a metástasis de melanoma o a melanomas nodulares o desmoplásicos3. Sin embargo, también se han asociado a otros tumores que entrarían en el diagnóstico diferencial del presente caso, como el epitelioma basocelular4 o el hemangioma elastolítico adquirido3. Esta última entidad fue descrita por primera vez en 2002 por Requena et al. y se trata de una tumoración vascular benigna de crecimiento lento, que puede asemejarse al tumor arteriovenoso, presentándose típicamente en forma de pequeñas pápulas/placas únicas eritematovioláceas que suelen afectar a zonas fotoexpuestas de mujeres ancianas o de edad media3,5. Histológicamente, a diferencia del tumor arteriovenoso, se caracteriza por una proliferación en banda de capilares en la dermis papilar, que siguen una disposición horizontal paralela a la epidermis así como una marcada elastosis dérmica3,5,6.
Al tratarse de una lesión totalmente benigna, el tumor arteriovenoso no requiere de tratamiento ni seguimiento. No obstante, puesto que en muchas ocasiones, como en el presente caso, puede plantear dudas diagnósticas con otras entidades, algunas de estirpe maligna, es frecuente que se acabe extirpando con fines diagnósticos3.
En conclusión, hemos descrito el primer caso descrito en la literatura de tumor arteriovenoso con hallazgo dermatoscópico de vasos en sacacorchos. El presente caso pone de manifiesto la importancia de considerar diagnósticos alternativos al melanoma al enfrentarnos con este signo dermatoscópico.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.